Mientras se está durmiendo no se utilizan luces, móviles, ordenadores, televisiones ni prácticamente nada que consuma energía.
Dormir catorce horas diarias le eximirá además de innecesarias preocupaciones. Péguese en las sábanas cuanto quiera eso sí si leer ni enender la luz, y disfrute plácidamente de sus catorce horas diarias de sueño, cambiando de postura, vuelta para aquí, vuelta para allá.
Un lujazo al alcance de nuestras manos y que puede suponer un ahorro de energía realmente sobresaliente. Comparta esas largas horas de cama a oscuras con amigos, queridos y familia, cuéntense chistes y anécdotas a oscuras entre cabezadita y cabezadita, y contribuyan realmente a la mejoría del consumo energético planetario.
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